"Como los ángeles, con ojo furtivo,
Yo volveré a tu alcoba
Y hasta ti me deslizaré sin ruido
Entre las sombras de la noche"
Charles Baudelaire: Las flores del mal
Busco
al espectro,
invoco
al espectro
de
lo que fui
hace
algunos años,
en
esta misma habitación.
Es
un experimento.
Voy,
como Proust,
en
busca del tiempo perdido,
pero
no son las magdalenas
ni
siquiera el sabor, el olor o el recuerdo
de
las magdalenas.
Me
estoy buscando
En
ese espacio caótico que llamamos duermevela.
La
misma habitación
y
el mismo anhelo.
La
ventana abierta,
el
ánimo abierto
las
puertas abiertas
a
los espíritus del pasado.
Escribo
con la luz apagada
como
entonces,
ahora
hay más paz.
Busco
a mi espectro adolescente
mi
teclado, una ouija:
si
y no
y
todas las letras del alfabeto.
Esto
no es un poema
es
una catarsis.
Recuerdo
mi canto primero
aquél
que decía:
“Pobre
Gautama
Sentado
debajo de su árbol”.
Y
así me percibo,
como
Siddhartha,
condenada
a tener esta revelación.
La
ventana está abierta,
el
deslunado es el mismo,
pero,
curiosamente, parece más pequeño.
Veo
las luces, a su través
y las vidas que se desarrollan
allí,
al
otro lado.
Ese
espacio fue,
durante
muchos años,
mi
particular “Via del Corno”.
Estoy
dando cabezadas,
buceo
entre el sueño y la vigilia
la
sustancia de mi conciencia se va
densificando,
se
aferra a los recuerdos
pegajosa
como
la melaza...
Antes de adentrarme en la oscuridad fresca
de lo onírico,
creo haber visto
una polilla dorada que revolotea, loca,
golpeándose, absurda, contra las paredes
en la oscuridad.
Buenas
noches, espectro,
hoy,
al fin, te has manifestado.
Si las revelaciones se transforman en poemas así, es que hay belleza rondando en lugares sorprendentes...
ResponderEliminarLa belleza y las revelaciones se encuentran siempre en los lugares más insospechados...
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