Si se pudieran sumar:
un blues que reuniera toda la desesperación estéril
de los días sin rumbo,
ahogado en una copa de bourbon de calidad dudosa,
junto a las innumerables colillas de una noche en vela
y todo el dolor de un amor devuelto al remitente
con una nota al margen -Destinatario ausente-.
Aproximadamente, así sería,
como se siente una mujer cuando la dejan.